El origen diverso de los nuevos habitantes originó una gran variedad en los sistemas de cultivo de la vid en el territorio insular. En general, en los sistemas tradicionales de cultivo, la viña suele pasar buena parte de su ciclo vegetativo, fundamentalmente el invierno y la primavera, acostada sobre el terreno. Es en elmes de julio cuando se realiza la labor de «levantada», en la que se forman los parrales, para lo que se utilizan como elementos de soporte, horquetas procedentes de arbustos como brezo, faya, acebiño y tejo. Hasta ese momento, las horquetas permanecen amontonadas en el terreno.
En la Comarca de Tacoronte – Acentejo, nos encontramos con un sistema tradicional de cultivo en parrales bajos en plano horizontal. Las cepas se plantan en líneas, lo que origina que en el terreno se aprecien visualmente franjas continuas de vegetación, conocidas como «marjas» o májaras».
Dentro de la Comarca, en sus zonas de medianías bajas, se observan parrales que apenas alcanzan medio metro sobre el nivel del suelo. En esta zona, las horquetas se conocen con el nombre de «ganchillos», al disponer en uno de sus extremos una bifurcación formando una «V» sobre la que se apoya el parral. Por el contrario, en las medianías altas nos encontramos con parrales con una altura cercana al metro sobre el suelo.
En la Comarca del Valle de La Orotava se presenta una de las formas más peculiares de conducción del viñedo en la isla, el cordón múltiple trenzado. Para formar los cordones múltiples, también conocidos como «rastras» o «machos», seguía la viña longitudinalmente. Las rastras se suelen formar a una altura con respecto al suelo de 50 cm. Es tradicional, al igual que en otras zonas de la isla, el desmontar los cordones múltiples en invierno para realizar un cultivo hortícola, generalmente papas, aprovechando la parada vegetativa de la vid.
En la Comarca de Ycoden – Daute – Isora se encuentra como sistema más generalizado de conducción del viñedo el parral alto, que se forma en los lindes de las parcelas, en donde ocupa todo el borde, con un ancho que puede llegar a los cuatro metros. Los parrales de esta comarca se caracterizan por formarse con una marcada inclinación, característica que los asemeja al sistema de conducción en espaldera. A diferencia de otras zonas de la isla, la estructura que sustenta el parral no se suele desmontar, con lo que este es fijo todo el año.
En las Comarcas de la vertiente sureste el sistema de conducción más generalizado es el parral bajo en los bordes de las parcelas. La estructura que soporta los parrales se forma a partir de dos alambres, que delimitan el ancho del parral y sobre los que se colocan horizontalmente las horquetas.
Por último, existen en la isla otros sistemas de conducción peculiares y de gran interés, como las formaciones en vaso de Vilaflor y Santiago del Teide o los semiparrales de los altos de la Comarca del Valle de Güímar y laderas de montaña de Anaga.